Hijos en la Familia de Dios: Prioridad en las Relaciones 1
02 El Evangelio y la Productividad
Este es el segundo artículo de una serie llamada “El Evangelio y la Productividad”. A lo largo de estos cinco artículos, exploraremos cómo la productividad puede transformarse al centrarse en el Evangelio. En el artículo anterior, definimos el concepto de propósito. En este, reflexionaremos sobre cómo la obra de Cristo redefine nuestras prioridades en las relaciones. Con esto en mente, aprenderás a priorizar tareas y actividades guiado por el Evangelio.
15 Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara. 16 Dios el Señor le ordenó al hombre: «Puedes comer de todos los árboles del jardín, 17 pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, sin duda morirás».
Genesis 2:15-17
No fuimos creados para vivir aislados. Desde el principio, Dios nos diseñó para estar en relación con Él y con los demás. Una relación es una conexión profunda y personal. Todos necesitamos estar en relaciones, pero estas tienen un orden o prioridad. Dios creó primero a un solo ser humano, Adán, y después a Eva (Génesis 2:7, 2:18). Cuando hablo de "prioridad", me refiero a lo que consideramos más importante o urgente. Responde al "qué es primero" o "qué es más valioso" entre todas las opciones disponibles. Fuimos creados para estar en relación con Dios primero, y nuestros calendarios y actividades deberían reflejar esta realidad.
Dios creó el mundo y vio que era bueno (Génesis 1). Plantó un jardín llamado Edén, lleno de belleza y abundancia, y puso a Adán a vivir allí. Era un lugar perfecto, con árboles frutales, un río que lo regaba todo y naturaleza vibrante que reflejaba la perfección de Dios. Lo más asombroso es que Adán tenía la oportunidad de hablar con Dios cara a cara, disfrutando de una relación directa con Él.
Dios le dio a Adán una tarea clara, pero lo hizo en el contexto de una relación. Dios le dio identidad y propósito. De esto podemos aprender dos cosas importantes: aunque fuimos creados para tener relaciones y hacer cosas, nuestra primera prioridad es nuestra relación con Dios. En segundo lugar, nuestra productividad debe comenzar con Dios. Si la productividad fuera un árbol, nuestras tareas serían el fruto, pero las raíces se encuentran en nuestra relación con Él. Así que, antes que actividades o relaciones con los demás, lo más importante es Dios mismo.
El impacto del pecado en nuestras relaciones
El pecado corrompe nuestras relaciones. Por "pecado" me refiero a cuando tomamos algo que Dios hizo bueno y lo usamos de manera incorrecta o egoísta. Adán y Eva eligieron apartarse del plan perfecto de Dios, y esto desordenó su relación con Él y entre ellos mismos. Lo primero que hicieron después de pecar fue esconderse de Dios y cubrirse con hojas de higuera (Génesis 3:7). Esto creó una barrera, impidiendo una relación profunda y personal.
Desde ese momento, el pecado ha causado rupturas en nuestra relación con Dios, con los demás y con la creación. Como resultado, todos nacemos con una naturaleza pecaminosa que nos aleja de Dios y desordena nuestras prioridades.
La promesa de redención
"Yo pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu simiente y la suya; ésta te aplastará la cabeza y tú le herirás en el talón." (Génesis 3:15)
Sin embargo, desde el mismo momento en que el pecado entró al mundo, Dios comenzó a revelar Su plan de redención. Aunque la humanidad no podía salvarse a sí misma, Dios, por amor y misericordia, prometió restaurar lo que se había perdido. A lo largo del Antiguo Testamento, fue mostrando Su plan de salvación, que culminaría con la llegada de un Salvador: Jesús, el Mesías. Esta es la primera promesa de un Redentor que vencería el pecado y la muerte.
Una de las verdades más hermosas del Evangelio es que Dios nos redime no solo para librarnos de las consecuencias del pecado, sino también para invitarnos a una relación profunda y personal con Él. ¡Nos adopta como Sus hijos! (Gálatas 3:26). Mientras que Dios vistió a Adán y Eva con pieles de animales, ahora nos viste con Cristo (Romanos 13:12; Gálatas 3:27). En lugar de escondernos de Dios por culpa y vergüenza, gracias a la obra de Cristo, podemos disfrutar de una relación cercana y transformadora con Él.
Además, Dios nos da Su Espíritu Santo, quien mora en nosotros y transforma nuestra relación con Él. El Espíritu abre nuestros ojos para reconocer a Dios como nuestro Padre. Piensa en esto: la relación más cercana y significativa que solemos tener con alguien es con nuestro padre. No es casualidad que el Espíritu Santo nos inspire a llamarle "Abba", que significa "Papá" (Romanos 8:15; Gálatas 4:6). En nuestra cultura mexicana, usamos "Padre" para expresar respeto y honor, pero decimos "Papá" cuando para tenemos una conexión cercana y afectuosa. La palabra "Abba" combina ambas ideas: respeto profundo y confianza íntima.
Por eso, el Evangelio nos muestra que nuestra relación con Dios debe ser la prioridad en nuestra vida. Jesús pagó el precio más alto para hacer esto posible.
Aplicación práctica
Aquí tienes una manera de ilustrar cómo deberíamos pensar acerca de la productividad:
Esta perspectiva nos recuerda que nuestra identidad y nuestras acciones están profundamente arraigadas en quién es Dios y en Su obra, no simplemente en lo que queremos lograr.
Con esto en mente, ¡empecemos a priorizar!
Recuerda que nuestras prioridades deben reflejar el orden establecido por el Evangelio:
Dios primero: Dedica tiempo a fortalecer tu relación con Él a través de la oración y la lectura de Su Palabra.
Tareas y actividades: Haz que lo que haces fluya de tu identidad en Cristo, con un propósito claro y en el orden correcto.
Paso 1: Haz una lista
Nuestros cerebros no son el mejor lugar para guardar todo lo que tenemos que hacer. A menudo olvidamos cosas importantes o las recordamos en el momento menos oportuno. La forma más sencilla de comenzar con la productividad es haciendo una lista de pendientes.
Es una buena práctica reservar tiempo al inicio de la semana para anotar todo lo que deseas lograr en esos días. Este ejercicio no solo te ayuda a organizar tus tareas, sino que también te permite priorizarlas. Además, es importante acompañar este hábito con oración. Pide al Espíritu Santo que te dé claridad, sabiduría, discernimiento y prudencia mientras planificas.
Podrías orar algo como esto:
"Señor, dame claridad para reconocer lo importante, sabiduría para tomar buenas decisiones, discernimiento para saber qué debo priorizar, y prudencia para actuar según Tu voluntad. Amén."
Ejemplo de lista de pendientes
Tomar café
Pasar tiempo en redes sociales
Hacer ejercicio
Pagar cuentas
Paso 2: Agrega un paso que te ayude a cumplir tus propósitos de Año Nuevo.
(Esto proviene del artículo anterior de la serie. Si no tienes metas, salta al siguiente paso.)
Tomar café
Pasar tiempo en redes sociales
Hacer ejercicio
Pagar cuentas
Desayuno con mi esposa (parte del propósito de pasar más tiempo con la familia)
Pasar tiempo con mi hijo (parte del propósito de pasar más tiempo con la familia)
Paso 3: Incluye tiempo para cultivar tu relación con Dios.
Tomar café
Pasar tiempo en redes sociales
Hacer ejercicio
Pagar cuentas
Desayuno con mi esposa (relación familiar/ y parte del propósito de pasar más tiempo con la familia)
Pasar tiempo con mi hijo (relación familiar /y parte del propósito de pasar más tiempo con la familia)
Leer la Biblia (relación con Dios)
Orar
Paso 4: Priorizar
Ahora bien, esta lista no nos ayuda a priorizar ni a identificar lo que es importante o urgente. Stephen Covey escribió un libro llamado Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva. Vamos a usar su sistema ABC-123 de priorización.
A: Tareas de alta prioridad que son urgentes e importantes. Deben hacerse hoy.
B: Tareas de prioridad media que son importantes pero no urgentes. Se deben hacer esta semana.
C: Tareas de baja prioridad que no son urgentes ni críticas. Pueden ser pospuestas o delegadas.
Así que nuestra lista quedaría algo así con las categorías ABC:
C Tomar café
C Pasar tiempo en redes sociales
B Hacer ejercicio
A Pagar cuentas
B Desayuno con mi esposa (relación familiar/ y parte del propósito de pasar más tiempo con la familia)
B Pasar tiempo con mi hijo (relación familiar /y parte del propósito de pasar más tiempo con la familia)
A Leer la Biblia (relación con Dios)
A orar
Nota que leer la biblia y orar son urgente e importante. La forma primaria que el Espíritu Santo nos habla es por medio de la lectura de la Biblia. La oración es el medio principal para comunicarte con Dios
Paso 5: Organiza
Covey también ofrece una manera de priorizar y organizar las tareas dentro de las categorías ABC usando los números 123.
A1: la tarea más importante y urgente .
A2: la siguiente tarea en importancia dentro de las tareas. Y así sucesivamente.
Aquí te muestro cómo quedaría nuestra lista organizada con las categorías ABC-123:
C1 Tomar café
C2 Pasar tiempo en redes sociales
B3 Hacer ejercicio
A2 Pagar cuentas
B1 Desayuno con mi esposa (relación familiar / propósito de pasar más tiempo con la familia)
B2 Pasar tiempo con mi hijo (relación familiar / propósito de pasar más tiempo con la familia)
A1 Leer la Biblia (relación con Dios)
A1 orar
Paso 6: Transforma los ritmos cotidianos
Una vez que incluyes las actividades de la iglesia, puede que sientas que tienes demasiadas cosas por hacer y no suficiente tiempo para hacerlas. Sin embargo, puedes transformar los ritmos cotidianos con intencionalidad del Evangelio. Mira lo que ya estás haciendo y busca cómo puedes ser más intencional. Por ejemplo, en lugar de solo tomar café usa ese tiempo para leer la biblia. Ora mientras haces ejercicio.
Aquí te dejo cómo se vería la lista ordenada incluyendo ritmos cotidianos y con más detalles:
A1 Tomar café y leer Proverbios 1-7 (relación con Dios)
A2 Hacer ejercicio y orar
A2 Pagar cuentas
B1 Desayuno con mi esposa: aprovecha el momento para pedir perdón por…
B2 Ir a cenar con mi hijo y recordarle que Dios es un mejor Padre.
C1 Pasar tiempo en redes sociales
Nota que transformar ritmos cotidianos te da más tiempo del que te imaginabas.
Paso 7: programa cada una de las tareas en tu calendario.
El último paso es asignar tiempo en tu calendario para cada una de estas tareas. La agenda de la semana se vería así:
Lunes - Sábado 7:00 -8:00, leer la biblia y tomar café
Lunes, 8:30 - 9:00 am, pagar cuentas
Martes, 6:00-7:00 pm, hacer ejercicio y orar.
Viernes, 6:00 - 8:00, cenar con mi hijo
Sábado 9:00-11:00 am, desayuno con mi esposa y hablar de nuestro matrimonio
Toma los primeros pasos
Establecer prioridades y tomar decisiones claras lleva tiempo. Es como un músculo que necesita ejercitarse. Intenta con estos pequeños pasos para comenzar.
Tiempo con Dios:
Haz tiempo para cultivar tu relación con Dios.
Ejemplo: bloquea una hora diaria para leer la Biblia. Preferiblemente, que sea lo primero que hagas en tu día. Entiendo que esto tal vez requiera que te duermas más temprano y despiertes más temprano, pero valdrá la pena y verás los resultados. Busca tiempo intencional para orar.
Tiempo con la familia terrenal:
Toma la iniciativa y transforma tu tiempo con ellos a la Luz del Evangelio.
Ejemplo: comidas familiares, devocionales en casa o actividades recreativas conjuntas. Pregúntate como el Evangelio motiva el tiempo que pasas con ellos.
Te animo a poner en práctica estos principios y comenzar a ordenar tu vida de manera más enfocada y guiada por el Evangelio.
En el proximo articulo veremos cómo hacer prioridad nuestras relaciones con la iglesia y transformar los ritmos cotidianos para lograrlo.
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